Wednesday, October 24, 2007

¿Qué es lo que pasa?







De todas las veces que me he subido al Transantiago, este lunes 22 de octubre fue la peor.
Y es que en múltiples ocasiones había escuchado quejas contra el sistema por su lentitud, su falta de eficacia, su escasa frecuencia… Nunca despotricando tanto contra el gobierno, sino al viento… a quien escuchara y se sumara a tan insistentes lamentos.



Que nos tratan como rebaño de ovejas, que no nos respetan, que no somos animales, que no podemos como ciudadanos seguir soportando lo mismo… y los más ácidos, que el gobierno no responde… un día hasta una lata de cerveza tiraron a la puerta principal de una troncal… ni eso me pareció tan bajo como lo de aquel lunes 22…



Bueno… les cuento… Venía en un clon metro, ni siquiera fue una troncal de las comunes y corrientes… Me subí y amablemente saludé al conductor, él por supuesto devolvió el saludo, cosa que nunca pasó en una micro amarilla (menos si eras escolar). El clon iba casi vacío. Paraderos después suben bastantes personas. Se abren las puertas de atrás y dos o tres personas suben sin pagar. El conductor los quedó mirando, pero guardó silencio.



La micro paró luego en una estación conocida. El conductor sólo abrió la puerta de subida, pues sabía que si abría las otras, se colarían las personas que estaban abajo. Finalmente las abrió, ante la insistencia de quienes bajaban en dicho lugar. Nuevamente se colaron dos o tres individuos…


Aún detenido el clon, se siente un pito que anunciaba que una persona había pasado sin pagar su pasaje, la luz de color rojo lo delataba. El conductor le dice: caballero debe pagar su pasaje- no tengo dinero en la tarjeta, responde el hombre de unos 50 años. El conductor repite: caballero debe pagar su pasaje- y de pronto desde atrás se siente un grito: “¡¡ ¿Hasta cuando vay a hueviar hueón?!! Haz partir la micro será mejor… ¡¡después andai alegando porque te pegan y te sacan la xuxa y tu hijos andan llorando en los comerciales!! ¡¡Déjate de hueviar y haz partir la micro mejor!!”. Toda la micro en silencio. Me imagino el temor, la rabia, la pena, que debe haber sentido el conductor al recibir a las 10 de la mañana todos esos insultos.



El clon continuó su camino. Dos estaciones después se baja el que había insultado al conductor y como si fuera poco le grita: ¡¡“Muchas gracias hediondo, te pasaste hediondo”!! ...
... Dios mío pensé que nivel de humillación. Necesito que un sociólogo, un psicólogo o alguien me explique qué es lo que sucede en este país que todos se dan el lujo de ofenderse tan terriblemente unos a otros. ¿Qué pasa por las mentes de todas esas personas? Ese tipo ni siquiera dejó el tema hasta ahí… sino que siguió insultándolo hasta que se bajó de la micro.



¿Habrá tenido los mismos cojones aquel insultador para decirle lo mismo a un conductor de una micro amarilla? ¿Hubiéramos tenido la valentía de habernos subido sin pagar a una micro amarilla? Lo más seguro es que no. Porque a los conductores de las micros amarillas se les tenía miedo. A ellos no se les controlaba la velocidad a la que manejaban, si no te paraban tenías que esperar que viniera la siguiente, a los escolares les reclamaban y les tiraban el vuelto donde les cayera, ¿cuántas personas no se resbalaron de la micro, o ésta partió aún cuando no terminábamos de bajar o nos cerró la puerta en un brazo etc. Etc.



Yo soy capaz de asumir que el Transantiago no está bien, que existen muchas cosas que arreglar aún. Pero seamos capaces de valorar lo que se tiene ahora, que no es poco. Ojalá que entre todos hubiéramos echado para abajo a quien insultó al conductor de la micro y aprendamos a respetarnos unos a otros.



Nadie pensó que ese conductor estaba solo exigiendo lo que a él le dicen que exija.

A.L.




Saturday, June 16, 2007

Papá, papá…




Hace 23 años vivo año tras año el día del papá. Padres siempre podrán haber muchos, a diferencia de las madres, pues ella siempre será solo una, la que nos dio a luz. Sin embargo, existen madres que no solo cumplen su rol de “mamás” sino también el de papás.


Independiente de esta situación, a nuestra vida pueden llegar personas que sean para nosotros la muestra de la imagen ausente de nuestro padre, si es que esa es nuestra realidad.


Existen muchas formas de catalogar a los padres ausentes…


Los que sólo los vimos una vez, los que tienen otras sucursales a lo largo del país, los que se separaron de nuestras madres, los que son buenos para tomar vino, los huasos, los gruñones, los machistas, los controladores, y así tantos más…


Puede ser el que trabaja 400 mil interminables horas al mes… que si bien da el sustento para que sus hijos y su esposa estén bien, tristemente no está.


Asimismo, se ausentaran de nuestras vidas aquellos padres que han fallecido, pero que sin embargo, los recordaremos y los llevaremos junto a nosotros siempre.


Lo cierto es que todos necesitamos algún día un padre. Alguien que no sea mujer, que nos rete, que nos escuche, en quien confiemos… Lo que quiero decir con esto, es que no importa quien haga las veces de padre en nuestra familia… tu tío, tu abuelo, tu hermano, tu amigo, tu padrastro, un cura, muchas veces Dios. Eso es lo que menos importa. Lo importante es que en este día sepamos reconocer lo trascendental que es tener un padre en nuestras vidas, entendiendo que el hombre es tan substancial como la mujer a la hora de criar a los niños.


Reconozcamos así también quién ha sido padre en nuestras vidas y démosle las gracias por habernos ayudado o haber estado ahí cuando lo necesitamos. Así también, diré que yo me siento privilegiada. Yo tengo a mi papá. Él me ha enseñado muchas cosas en la vida, me apoya cuando estoy triste y se enoja cuando me equivoco o me porto mal… Gracias a Dios Él está junto a mí. Lo único que quiero ahora es decirle: ¡te kero mucho papá!



A.L.



Sunday, June 10, 2007

Sinceridad, virtud que molesta...



Muchas veces me hubiera gustado decir lo que pensaba. Luchar y gritar lo que yo encontraba que estaba mal. Nunca nadie tuvo ni el tiempo, ni el ánimo para escuchar lo que yo tenía que decir. A nadie le importaba. Quizás mis palabras tremendamente sinceras no eran de agrado para quienes se sentían con más sabiduría, experiencia o conocimientos que yo; y como siempre buscaban opacar lo que yo intentaba decir, con alguna ironía, chiste de mal gusto o cualquier tontera que desviara la atención de los presentes.

¿Me importa? Pues, gracias a Dios, NO. Porque sé que lo que yo pienso no es tan lejano de lo que estaría bien para un país, para una sociedad, para una persona.

Muchos tendrán muchas cosas que contar, quizás los escuchen, quizás no. Lo cierto es que todo esto, de no poder hablar de lo que yo quiero y como yo quiero, no me suena a otra cosa que dictadura (pequeñas dictaduras que se apoderan de pequeñas comunidades, por cierto, en las que yo tengo que desenvolverme diariamente).


Me da lo mismo, porque por lo menos, a través de este blog diré lo que quiero y como quiero decirlo.


Andrea León.


La soledad es una de las cosas más terribles que puede afectar a un ser humano.


Es distinto a querer estar solo, porque sabemos que tarde o temprano volveremos a estar en compañía de alguien, y por último, elegimos estarlo.

La soledad más trágica, creo entender, que es cuando pensamos que estamos acompañados y no lo estamos. Estamos solos. Situación, que por lo general, vislumbramos cuando necesitamos de “esos”, que supuestamente, están junto a nosotros… pero éstos no se encuentran, no nos escuchan, no están.

La mayoría de las veces, gracias a Dios, nunca estamos completamente solos.

Siempre tenemos aquél ángel que nos ha mandado Jesús, del que no nos habíamos percatado antes y nos ha acompañado desde siempre… en silencio.

Muchas veces creemos que los están a nuestro alrededor nos escuchan, nos acompañar, nos comprenden. Quien no cree en ti y en tus capacidades no es parte de tu vida… no lo hagas parte de tu vida.

Menos mal yo tengo a quienes debo tener junto a mi… los demás no me interesan.


Andrea León.


El molesto silencio...


Muchas veces en mi vida me he tenido que quedar callada, respecto de lo que siento, pienso o quiero. Muchas veces me dijeron que eso, supuestamente, demostraba madurez.

Otras veces, creí tener la oportunidad de manifestar lo que siento, pienso o quiero; pero sin embargo, a nadie le importa, nadie me escucha.


Ayer viví una de esas desagradables ocasiones… Es difícil lograr que otros te escuchen, más si lo que les dices va en contra de lo que ellos han creído siempre.


Gracias a Dios mi autoestima permite que crea fielmente en mi misma y en mis capacidades, mi inteligencia, comprendiendo de esta forma, que independiente de que si la gente me escucha o no, seguiré creyendo, sin sucumbir, en lo que creo.


Lo malo de todo esto es que ni siquiera lo que yo creo que están conmigo creen en mi. Pero ni siquiera eso me hace decaer, y es más, me lleva a establecer una clara y concisa conclusión:


¿De qué me sirven los demás?... de nada…

“Tu eres el camino, la verdad y la vida”… Nadie más que Jesús me escucha y cree en mí, tanto o más que yo en Él. Los demás son nada. La verdad es que si alguien tuvo algo que decir, me detuve a escucharlo, incluso cuando los Testigos de Jehová los escuché, sin importarme haber tenido otras creencias. ¿Es tan individualista el mundo de hoy que ni siquiera somos capaces de escuchar al otro?...


Ahora me da lo mismo. Por lo menos esto me dio el ánimo para volver a escribir.


Andrea León.

Friday, June 16, 2006

EMPUJA, EMPUJA QUE TE QUEDAS ABAJO

A las 7 de la mañana comenzaba mi día este verano de 2006. Por desgracia me había tocado hacer mi práctica como periodista en pleno verano, y por cierto, el calor comenzaba desde las tempranas horas. “Gracias a Dios” pensaba me puedo ir en el metro. Claramente era el medio de locomoción más rápido, seguro y cómodo, que comprendía existía hasta la noche antes del comienzo de mis días laborales.

Dios mío qué nerviosa estaba. La estación de metro más cercana a mi casa se encuentra a unas tres cuadras largas; interminable camino. Odiaba caminar, pero era el medio de locomoción más rápido, seguro y cómodo. Llegué al metro. Mi ojos se abrieron como nunca a esa hora, cuando me voy fijando en la cantidad de gente que subía en los vagones de tan alabado transporte, pensé “Dios mío, mejor me voy caminando”. Y así comenzó la odisea por subirme al metro, para poder llegar a mi lugar de trabajo relativamente temprano. Entraba a las 9.30, eran las 8.40 y me destino era lejano. Por cada vagón que pasaba mi desesperación aumentaba al no poder subirme a ninguno de ellos… Y corría al primero, y después al último vagón… y nada… no había especio ni para mi, ni para muchos otros, que también buscaban llegar a sus empleos.

Luego de algunos minutos me percaté de algo, que aunque hace años lo tenía en mente, no quería asumirlo. Es que tantas Teletones, campañas del Hogar de Cristo, Techos para Chile, colectas para Coaniquem, la Fundación las Rosas y múltiples acciones de solidaridad para con artistas enfermos, alcohólicos, drogadictos, etc. que me resistía aún más a pensar que me encontraba enfrente de los chilenos más egoístas que jamás se hubiera pensado, y seguramente, los más acaparadores de América Latina; lo peor de todo era que yo me atrasaba aún más, y a nadie le importaba, sólo a mi.

Logré subirme a uno de los trenes. Pero algo tenía que hacer para solucionar mi traumático problema. Así que me levanté aún más temprano al día siguiente…algunas veces tenía suerte, por que la verdad es que de eso era de lo que hablábamos, suerte, y por supuesto no era de encontrar personas amables, cooperadoras, y por supuesto, solidarias, sino, de que había ido menos gente a trabajar, lo que sucedía por lo general el día viernes. ¿De qué país solidario estamos hablando?, eso me preguntaba todas las mañanas… pero siendo cristiana suponía y confiaba que en algún momento Dios iba a iluminar a todos los pasajeros del metro y los haría más “buenos”, o siquiera, más considerados. NADA. Todos los días igual.

Un día… como iluminación divina recibí la respuesta… y la verdad es que no se si fue de mi Dios o del diablo, pero me cambió la vida. Nuevamente estaba parada detrás de la fatídica línea amarilla… las puertas del infierno se abrieron… y pensé… “si me pongo de frente todos me mirarán, todos se darán cuenta que los quiero aplastar, y me sentiré culpable y por lo tanto no lo haré… pero si entro al infierno de espalda no miraré a nadie y sólo así podré entrar y llegar al cielo…” me volteé lentamente, y como una estrella de rock me abalancé sobre la masa y aplasté a todos los que iban en ese vagón, cosa que no había hecho durante enero y febrero, y aunque el viaje siguió siendo apretado y tortuoso, y por cierto acalorado, no tuve que esperar más por subirme a un maldito vagón.

Hoy, detesto el metro. A mi me gustan mis micros cochinas, mis nuevas transantiago o cualquier medio de locomoción alternativo. Saqué completamente el concepto de metro de mi cabeza, de mi memoria, de mis experiencias, y sigo adelante sin mirar atrás… ¿el metro te cuida, cuida el metro?..

Monday, May 29, 2006

Sobre el porvenir de nuestras escuelas.

Como es posible que nunca tenga la posibilidad de que la carta que yo mande a cualquier medio de comunicación escrito salga publicada en él, me tomaré la libertad de publicarla en mi lugar para que todo el que desee leerla la lea. A continuación presento la publicación de una columna de opinión del diario el mercurio, donde habla sobre el problema actual por el que atraviesa la educación en nuestro país. Y mas abajo hago mención a mi opinión respecto de lo que él escribió.

Carlos Peña. Vicerrector de la Universidad Diego Portales
Domingo 28 de mayo de 2006.
Diario El Mercurio.

La protesta de esos miles de jóvenes vestidos de azul- que ocupan hoy los mismos sitios donde ayer tomaban apuntes- no debiera sorprender a nadie.
Mientras transpiraban por ceñirse la banda presidencial, Lavín, Piñera y Bachelet dijeron una y mil veces que la educación en Chile no daba para más, que ella era la fuente de la desigualdad y que mientras no la corrigiéramos hablar de crecimiento se parecía a un engaño.

Con mayor o menor elocuencia lo dijeron todos. Es difícil establecer quién lo decía con mayor énfasis. Quién usaba las imágenes más llamativas. Pero todos parecían empeñados en que no se nos olvidara.

Por fin iniciaríamos la mejora de la educación en Chile.

¿Cómo no pensarlo si todos quienes aspiraron al poder estaban de acuerdo? ¿Cómo no creerlo si quien logró la presidencia era una mujer socialista, sensible a la desigualdad, alguien a quien debía repugnarle que los recursos y las oportunidades se distribuyeran en base a la herencia?

Pero no fue así. El entusiasmo por la mejora educacional de que se hizo gala a la hora de seducir la voluntad del electorado se apagó luego casi por encanto.

Y en el discurso del 21 de mayo todo el problema educacional se redujo a la experiencia temprana de los futuros estudiantes (como si los expertos educacionales sólo leyeran Science y Journals de neurociencia); a los estudios de tercer ciclo (como si el principal problema de la educación fuera alcanzar capacidad tecnológica), y a los liceos de excelencia (olvidando que la selectividad en la escuela es apenas una apariencia de meritocracia).

De la experiencia escolar, de la desigualdad de recursos, de la reproducción del habitus familiar, de las consecuencias de la segregación, de la formación de profesores, de la relación entre la escuela y la comunidad política, de los defectos de las subvenciones, de esos doce años de experiencia humana que van desde el jardín al pregrado, de educación escolar en suma, nada.

Todo el problema educacional reducido a las novedades de la neurociencia (que no son en ninguna novedad tampoco) y al management (que no es novedad, sino lugar común).

Tuvieron que venir esos miles de jóvenes que gritan y embadurnan las paredes con faltas deliberadas de ortografía, para recordarnos lo obvio: que es necesario revisar el sistema escolar. Y tiene toda la razón.

Instalado en la dictadura, en él se entremezcla una concepción eugenésica de la educación con el sistema de vouchers ideado por Friedman.

Sólo que aquí el subsidio no se entrega a las familias (como pretendía Friedman sino que a los sostenedores de los colegios quienes así tiene incentivos para atraer estudiantes. Y el Curriculum es más bien flexible. Se creyó entonces que familias informadas escogerían escuelas exitosas y que las de mal desempeño serían desplazadas. La competencia proveería una mejor educación.

Las viejas escuelas públicas- inspiradas en la expansión racionalizadota del Estado Nacional- fueron sustituidas por escuelas subvencionadas con nombres de fantasía o por escuelas municipalizadas no internalizaron los costos de su mal rendimiento (sus déficit siguieron siendo financiados por la administración central); la segregación social que agrupa a pobres con pobres y ricos con ricos, se incrementó, dañando los resultados (la literatura enseña que la segmentación de las escuelas por nivel socioeconómico o por capacidades perjudica los logros del aprendizaje); el financiamiento compartido acentuó el peso de las familias (cuando la escuela tenia por objeto disminuirlo); la comunidad abdicó toda autoridad en la escuela (y en cambio la entregó a los sostenedores); la educación principió a ser concebida bajo el modelo de capital humano (y las funciones éticas e integradoras del aprendizaje); el financiamiento compartido acentuó el peso de las familias (cuando la escuela tenía por objeto disminuirlo); la comunidad abdicó toda la autoridad en la escuela y en el modelo de capital humano ( y las funciones éticas e integradoras del aprendizaje escolar se olvidaron); la formación para apropiarse el Curriculum es baja), y así, sin darnos cuenta, y dando palos de ciego, configuramos una educación similar a la promovida en la sociedad inglesa del diecinueve (una “para las manos” en las escuelas municipalizadas y otra “para la cabeza” en los colegios privados).

La consecuencia es lo que alguna vez temió Dewey: la escuela es hoy día el lugar donde se consuma la predestinación social de los niños y los jóvenes.

Que durante dieciséis años el progresismo haya comulgado con semejante rueda de carreta- sin siquiera discutir el diseño en lo más mínimo. Es sorprendente. Y que no haya advertido las consecuencias sociales del fenómeno- el déficit de integración y el maltrato a la igualdad que implica- es increíble. Y que ahora los escolares deban patalear para hacerlos conscientes del problema es simplemente vergonzoso.



Carta al Director.

¿Quiénes son los reales culpables del problema?


Inevitablemente en algún momento nos tendríamos que enfrentar a este problema. La educación, sabido es por todos los chilenos, necesita una reforma urgente. Y es que seguramente el que los jóvenes hoy protesten en las calles es sólo una manifestación más, que demuestra el malestar de la gran mayoría de los ciudadanos de nuestro país. Debo hacer mención a que el problema no nace en absoluto, y usted además lo reconoce, en los Gobiernos de la Concertación, ni mucho menos del Gobierno de Allende, sino, de una dictadura o pronunciamiento militar, como lo quiera llamar usted. Es extraño, que en estos momentos, la derecha se vea con la autoridad de criticar el gobierno actual, sin siquiera mirar hacia atrás y criticar lo que tanto les acomodó cambiar en aquellos años... y es que no es culpa de los que se encuentran hoy en el lugar de Pinochet, que ellos, (los de la derecha), no hayan sabido realizar una verdadera reforma educacional que beneficiara a todos los ciudadanos, y aún peor, que no la hayan querido efectuar por que no les beneficiaba a ellos... es mejor tener gente tonta... que no se educa... que no tiene oportunidades... ¿o no?... Sin embargo, es importante hacer referencia a que se tiene, en el menor plazo posible, que hacer una reforma educacional que beneficie a todos por igual; y por supuesto ante eso, el gobierno tiene la labor de darse cuenta que las pataletas de los jóvenes no son un problema grave, el problema grave radica en que nadie se está educando como debe, sólo como puede... creo que los Gobiernos de la Concertación harto han tenido que hacer para solucionar los “problemitas” que dejaron Pinochet y sus seguidores… si ellos destruyeron el país en 17 años ¿cómo espera (o esperan) que esto se solucione en 16?

Andrea León
Estudiante de Periodismo

Sunday, May 28, 2006

Presidenta Michelle Bachelet:

CUATRO AÑOS PARA GOBERNAR: LA PRIMERA CUENTA PÚBLICA



Aumento en un 50% del gasto público para el desarrollo de la investigación y tecnología, anunció Michelle Bachelet el 21 de mayo en el Congreso Nacional.


En su primer discurso de 21 de mayo, la Presidenta Michelle Bachelet realizó una presentación concreta de las aspiraciones de su gobierno y lo que ha efectuado en los primeros 100 días de mandato.
Con objetivos precisos, sin dejar de ser éstos ambiciosos y prósperos para la sociedad chilena, además de concordantes con lo que ella ha profesado como activa participante del Partido Socialista, su discurso fue hurgando cada uno de los aspectos prioritarios para ella y su gabinete.
Cómo es característico de los Gobiernos de la Concertación, los objetivos son a largo plazo. Sin embargo la buena identificación de las deficiencias que tiene el país en sociedad, desarrollo económico, innovación, educación, etc. hicieron que este discurso no sólo se convirtiera en una esperanza para los ciudadanos de nuestros territorio, sino también, la demostración de las aspiraciones en diferentes ámbitos de esta nueva administración, que tiene perfume de mujer.
En materia económica, respecto del uso de los dineros que se obtienen del cobre, nuestra mandataria, hace una propuesta conservadora y prudente, características fehacientes de su mandato, pero que no dejan de ser propias de una mujer chilena. Llama a la población a no entusiasmarse a gastar todo lo que tenemos de ahorro; pues si hoy pueden ser financiados algunos de los problemas más urgentes de nuestro país, es posible que en poco tiempo más no existan los fondos suficientes para subsidiar esos gastos. “Pan para hoy, hambre para mañana”.
Con claros objetivos de avanzar en la modernización de Chile, la Presidenta Michelle Bachelet dijo ante todos los asistentes en el congreso: “Quiero un país en que no sólo exportemos cobre, sino software para la minería; no sólo fruta, sino técnicas para empacar y preservar los alimentos; no sólo salmones, sino vacunas para prevenir las enfermedades de los peces”; asegurando, de esta manera, que aumentará en un 50% su gasto en investigación y desarrollo, el cual se acrecentaría a un 1% al llegar el Bicentenario.
Dejando de lado por un segundo su estilo prudente y reposado, la presidenta Bachelet anuncia, a causa de las continuas alzas de los combustibles, un bono de 18 mil pesos para este invierno que se acerca, el cual beneficiará a más de un millón doscientas mil familias; las más pobres de Chile. Sumado a esto, anunció que próximamente será enviado al congreso el proyecto de ley que, con algunas modificaciones técnicas, renueva el Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles; pero, que éste, aclaró de forma tajante, “sólo puede atenuar las fluctuaciones, no cambiar la tendencia de los precios”.
En referencia a la Reforma del Sistema Previsional, aseveró que ya se está trabajando en pro de una pronta transformación a éste, donde los principal objetivo es que tal disposición considere dentro de ella a todos los trabajadores por igual; temporeros, empleados, profesionales, microempresarios, etc. Donde además consideró que, “la seguridad social es un derecho de todas y todos”.
Como lema confiable y cercano a cada ciudadano, en este primer discurso como Presidenta de nuestro país, Michelle Bachelet, terminó diciendo, a grandes rasgos, que necesitaba un Chile de todos, más moderno y acogedor, más integrado, más integrador, más justo y más humano; frases que la distinguen ampliamente de los discursos entregados por los anteriores presidentes de Chile.







Tuesday, May 09, 2006

CONTIGO PAN Y CEBOLLA: JUNTAS PARA SIEMPRE


Son las 6:15 de la madruga y María Paz abre sus ojos para el inicio de un nuevo día. El frío, que marca el avanzado otoño y próximo invierno, hace que esta muchacha de tan sólo 18 años, sienta escalofríos al levantarse, cuando va a preparar el agua caliente en una hoya para poder bañarse ella y su hija de 5 años.
María Paz rápidamente baña a Crishna en una de las tinajas que tiene el baño, el que por cierto se encuentra a fuera de la casa, en donde ella además vive junto a su hermana, su sobrina, su madre, su hermano y su cuñada, que espera su primer hijo.

María Paz tenía 13 años cuando comenzó a gestarse en su vientre un pequeño ser que cambiaría su vida. Fue así, sentada en uno de los sofá del living de su casa, con el olor fuerte a garbanzos, como con sus ojos de niña y mujer a la vez y voz titubeante al recordar aquellos difíciles momentos, comenzó sin que yo le indicara nada, a relatar la historia de su vida, desde los 11 años aproximadamente…

“Bueno el papá de mi hija se llama Nicolás y yo lo conocí cuando tenía 11 años… A los 12 nos pusimos a pololear… luego él viajó y no nos vimos en harto tiempo… cuando el volvió yo ya tenía los trece, y tuvimos relaciones en aquel verano del año 2000. Yo me fui de campamento de scout, por que yo era scout, y cuando regresé empecé a tener sospechas que estaba embarazada; le saqué un examen de embarazo a mi hermana mayor, me lo hice y salió positivo…”

En aquellos años cuando esta joven quedó embarazada se encontraba cursando octavo año básico. La vida de María Paz no ha sido fácil. Un padre ausente, un embarazo precoz, diferentes problemáticas que hacen de esta niña una mujer con más responsabilidades que otras jóvenes de su misma edad.

Retomando el aliento luego de haber ido a probar la comida que preparaba para su hija y su sobrina, prosiguió… “Oculté mi embarazo lo más que pude. Al sexto mes, mi mamá ya no soportó más y me llevó a la ginecóloga del consultorio… que terrible fue eso… la doctora me preguntó por qué iba y yo sin tapujos dije en frente de mi madre, con sólo trece años, “por que estoy embarazada”. Mi mamá solamente me miraba… no me gritó ni me reprochó nada… quizás se sintió culpable de lo que había pasado…”.

La atención prenatal adecuada puede reducir la mortalidad y las complicaciones relacionadas con el embarazo, especialmente entre las mujeres jóvenes.

“… Los últimos dos meses fueron riesgosos. Yo me acuerdo que estábamos con mi hermana viendo una ropa en la casa por que ya no me cabía nada por la guata del embarazo… me dolía bastante el vientre… la katty me dijo que eme acostará… mi mamá estaba trabajando… cuando llegó le contamos lo que me había pasado y dijo que si me seguía sintiendo mal me iban a llevar al hospital. De pronto me dan ganas de hacer fuerza y me miró y tenía las piernas llenas de sangre…me había dado hemorragia y se ya estaba suelta la placenta… tenía ocho meses de embarazo. Nos fuimos de urgencia al Sótero del Río… después de tener a la Crishna el doctor fue a verme y me dijo que si hubieran pasado cinco minutos más mi hija habría muerto y yo quedado estéril...”

Cuando la mujer es demasiado joven, el embarazo, deseado o no deseado, puede ser peligroso para la madre y el niño. Las complicaciones del parto y el aborto en condiciones peligrosas están entre las causas principales de mortalidad de las mujeres menores de 20 años de edad. Incluso en condiciones óptimas, las jóvenes madres, especialmente las que tienen menos de 17 años, tienen más probabilidad que las mujeres de alrededor de 20 años de sufrir complicaciones relacionadas con el embarazo y de morir en el parto. El riesgo de muerte puede ser dos a cuatro veces mayor, según el estado de salud y la situación socioeconómica de la mujer.


El segundo día de entrevista, esta vez en su escuela, que por cierto corresponde a su nivel socioeconómico y hace aún más limitada su vida y sus aspiraciones de poder salir adelante, hablamos de sus sueños y sus más peores fracasos como mujer y como madre…y además como adolescente.

Forzando la voz, por sentir esa angustia al contarme su vida llena de tropiezos, y el viento llevándose aquellas palabras creando un clima cercano, con lágrimas en los ojos demostrando ser una persona perseverante pero aún débil al igual que cualquier ser humano, aseveró… “yo me siento igual a mis pares. Todos tenemos responsabilidades… pero quizás si me siento un poco más fuerte… por que yo tengo que preocuparme de alguien más… y si ella se enferma yo tengo que acompañarla y hacerme cargo de ella. A uno la hace cambiar tener un hijo. La responsabilidad que tengo yo hace crecer como persona y también como mujer…” Cuenta esta joven emergente, con los ojos llenos de lágrimas, que desea seguir estudiando y tiene como expectativas sacar a su hija de la pobreza que a ella le tocó vivir.
En Chile, nacen cada año alrededor de 40.355 recién nacidos cuyas madres tienen entre 15 y 19 años. A esta cifra, se agregan otros 1.175 nacimientos en menores de 15 años. De esta forma, en nuestro país la incidencia del embarazo en la adolescencia es de alrededor de 16,16%, siendo mayor en la octava región (25%).
Desde la perspectiva sociocultural, la adolescente embarazada limita sus oportunidades de estudio y trabajo, puesto que la mayoría de ellas se ve obligada a desertar del sistema escolar, quedando la adolescente con un nivel de escolaridad muy bajo que no le permite acceder a un trabajo digno que le permita satisfacer, al menos, sus necesidades básicas. Esta situación se ve agravada por su condición de madre soltera en que queda la mayoría de estas adolescentes, debido a que la pareja es generalmente un adolescente o joven que no asume su responsabilidad paterna, provocando una situación de abandono afectivo, económico y social en la madre y el niño.
María Paz actualmente cursa cuarto año medio en el Colegio Cardenal Zamoré, ubicado en la comuna de La Florida, donde se graduará con un titulo de administración. Quiere seguir estudiando después de realizar su práctica profesional. Son sueños que abren paso a todos los obstáculos que se presentan día a día en una muchacha que no es culpable de haber tenido una hija a los 13 años, de haber nacido en un ambiente hostil donde sólo se puede sobrevivir… ella sólo quiere cambiar su destino y el de su hija por uno en el cual si se sientan cómodas y puedan ser felices juntas para siempre…