Tuesday, May 09, 2006

CONTIGO PAN Y CEBOLLA: JUNTAS PARA SIEMPRE


Son las 6:15 de la madruga y María Paz abre sus ojos para el inicio de un nuevo día. El frío, que marca el avanzado otoño y próximo invierno, hace que esta muchacha de tan sólo 18 años, sienta escalofríos al levantarse, cuando va a preparar el agua caliente en una hoya para poder bañarse ella y su hija de 5 años.
María Paz rápidamente baña a Crishna en una de las tinajas que tiene el baño, el que por cierto se encuentra a fuera de la casa, en donde ella además vive junto a su hermana, su sobrina, su madre, su hermano y su cuñada, que espera su primer hijo.

María Paz tenía 13 años cuando comenzó a gestarse en su vientre un pequeño ser que cambiaría su vida. Fue así, sentada en uno de los sofá del living de su casa, con el olor fuerte a garbanzos, como con sus ojos de niña y mujer a la vez y voz titubeante al recordar aquellos difíciles momentos, comenzó sin que yo le indicara nada, a relatar la historia de su vida, desde los 11 años aproximadamente…

“Bueno el papá de mi hija se llama Nicolás y yo lo conocí cuando tenía 11 años… A los 12 nos pusimos a pololear… luego él viajó y no nos vimos en harto tiempo… cuando el volvió yo ya tenía los trece, y tuvimos relaciones en aquel verano del año 2000. Yo me fui de campamento de scout, por que yo era scout, y cuando regresé empecé a tener sospechas que estaba embarazada; le saqué un examen de embarazo a mi hermana mayor, me lo hice y salió positivo…”

En aquellos años cuando esta joven quedó embarazada se encontraba cursando octavo año básico. La vida de María Paz no ha sido fácil. Un padre ausente, un embarazo precoz, diferentes problemáticas que hacen de esta niña una mujer con más responsabilidades que otras jóvenes de su misma edad.

Retomando el aliento luego de haber ido a probar la comida que preparaba para su hija y su sobrina, prosiguió… “Oculté mi embarazo lo más que pude. Al sexto mes, mi mamá ya no soportó más y me llevó a la ginecóloga del consultorio… que terrible fue eso… la doctora me preguntó por qué iba y yo sin tapujos dije en frente de mi madre, con sólo trece años, “por que estoy embarazada”. Mi mamá solamente me miraba… no me gritó ni me reprochó nada… quizás se sintió culpable de lo que había pasado…”.

La atención prenatal adecuada puede reducir la mortalidad y las complicaciones relacionadas con el embarazo, especialmente entre las mujeres jóvenes.

“… Los últimos dos meses fueron riesgosos. Yo me acuerdo que estábamos con mi hermana viendo una ropa en la casa por que ya no me cabía nada por la guata del embarazo… me dolía bastante el vientre… la katty me dijo que eme acostará… mi mamá estaba trabajando… cuando llegó le contamos lo que me había pasado y dijo que si me seguía sintiendo mal me iban a llevar al hospital. De pronto me dan ganas de hacer fuerza y me miró y tenía las piernas llenas de sangre…me había dado hemorragia y se ya estaba suelta la placenta… tenía ocho meses de embarazo. Nos fuimos de urgencia al Sótero del Río… después de tener a la Crishna el doctor fue a verme y me dijo que si hubieran pasado cinco minutos más mi hija habría muerto y yo quedado estéril...”

Cuando la mujer es demasiado joven, el embarazo, deseado o no deseado, puede ser peligroso para la madre y el niño. Las complicaciones del parto y el aborto en condiciones peligrosas están entre las causas principales de mortalidad de las mujeres menores de 20 años de edad. Incluso en condiciones óptimas, las jóvenes madres, especialmente las que tienen menos de 17 años, tienen más probabilidad que las mujeres de alrededor de 20 años de sufrir complicaciones relacionadas con el embarazo y de morir en el parto. El riesgo de muerte puede ser dos a cuatro veces mayor, según el estado de salud y la situación socioeconómica de la mujer.


El segundo día de entrevista, esta vez en su escuela, que por cierto corresponde a su nivel socioeconómico y hace aún más limitada su vida y sus aspiraciones de poder salir adelante, hablamos de sus sueños y sus más peores fracasos como mujer y como madre…y además como adolescente.

Forzando la voz, por sentir esa angustia al contarme su vida llena de tropiezos, y el viento llevándose aquellas palabras creando un clima cercano, con lágrimas en los ojos demostrando ser una persona perseverante pero aún débil al igual que cualquier ser humano, aseveró… “yo me siento igual a mis pares. Todos tenemos responsabilidades… pero quizás si me siento un poco más fuerte… por que yo tengo que preocuparme de alguien más… y si ella se enferma yo tengo que acompañarla y hacerme cargo de ella. A uno la hace cambiar tener un hijo. La responsabilidad que tengo yo hace crecer como persona y también como mujer…” Cuenta esta joven emergente, con los ojos llenos de lágrimas, que desea seguir estudiando y tiene como expectativas sacar a su hija de la pobreza que a ella le tocó vivir.
En Chile, nacen cada año alrededor de 40.355 recién nacidos cuyas madres tienen entre 15 y 19 años. A esta cifra, se agregan otros 1.175 nacimientos en menores de 15 años. De esta forma, en nuestro país la incidencia del embarazo en la adolescencia es de alrededor de 16,16%, siendo mayor en la octava región (25%).
Desde la perspectiva sociocultural, la adolescente embarazada limita sus oportunidades de estudio y trabajo, puesto que la mayoría de ellas se ve obligada a desertar del sistema escolar, quedando la adolescente con un nivel de escolaridad muy bajo que no le permite acceder a un trabajo digno que le permita satisfacer, al menos, sus necesidades básicas. Esta situación se ve agravada por su condición de madre soltera en que queda la mayoría de estas adolescentes, debido a que la pareja es generalmente un adolescente o joven que no asume su responsabilidad paterna, provocando una situación de abandono afectivo, económico y social en la madre y el niño.
María Paz actualmente cursa cuarto año medio en el Colegio Cardenal Zamoré, ubicado en la comuna de La Florida, donde se graduará con un titulo de administración. Quiere seguir estudiando después de realizar su práctica profesional. Son sueños que abren paso a todos los obstáculos que se presentan día a día en una muchacha que no es culpable de haber tenido una hija a los 13 años, de haber nacido en un ambiente hostil donde sólo se puede sobrevivir… ella sólo quiere cambiar su destino y el de su hija por uno en el cual si se sientan cómodas y puedan ser felices juntas para siempre…





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