Wednesday, October 24, 2007

¿Qué es lo que pasa?







De todas las veces que me he subido al Transantiago, este lunes 22 de octubre fue la peor.
Y es que en múltiples ocasiones había escuchado quejas contra el sistema por su lentitud, su falta de eficacia, su escasa frecuencia… Nunca despotricando tanto contra el gobierno, sino al viento… a quien escuchara y se sumara a tan insistentes lamentos.



Que nos tratan como rebaño de ovejas, que no nos respetan, que no somos animales, que no podemos como ciudadanos seguir soportando lo mismo… y los más ácidos, que el gobierno no responde… un día hasta una lata de cerveza tiraron a la puerta principal de una troncal… ni eso me pareció tan bajo como lo de aquel lunes 22…



Bueno… les cuento… Venía en un clon metro, ni siquiera fue una troncal de las comunes y corrientes… Me subí y amablemente saludé al conductor, él por supuesto devolvió el saludo, cosa que nunca pasó en una micro amarilla (menos si eras escolar). El clon iba casi vacío. Paraderos después suben bastantes personas. Se abren las puertas de atrás y dos o tres personas suben sin pagar. El conductor los quedó mirando, pero guardó silencio.



La micro paró luego en una estación conocida. El conductor sólo abrió la puerta de subida, pues sabía que si abría las otras, se colarían las personas que estaban abajo. Finalmente las abrió, ante la insistencia de quienes bajaban en dicho lugar. Nuevamente se colaron dos o tres individuos…


Aún detenido el clon, se siente un pito que anunciaba que una persona había pasado sin pagar su pasaje, la luz de color rojo lo delataba. El conductor le dice: caballero debe pagar su pasaje- no tengo dinero en la tarjeta, responde el hombre de unos 50 años. El conductor repite: caballero debe pagar su pasaje- y de pronto desde atrás se siente un grito: “¡¡ ¿Hasta cuando vay a hueviar hueón?!! Haz partir la micro será mejor… ¡¡después andai alegando porque te pegan y te sacan la xuxa y tu hijos andan llorando en los comerciales!! ¡¡Déjate de hueviar y haz partir la micro mejor!!”. Toda la micro en silencio. Me imagino el temor, la rabia, la pena, que debe haber sentido el conductor al recibir a las 10 de la mañana todos esos insultos.



El clon continuó su camino. Dos estaciones después se baja el que había insultado al conductor y como si fuera poco le grita: ¡¡“Muchas gracias hediondo, te pasaste hediondo”!! ...
... Dios mío pensé que nivel de humillación. Necesito que un sociólogo, un psicólogo o alguien me explique qué es lo que sucede en este país que todos se dan el lujo de ofenderse tan terriblemente unos a otros. ¿Qué pasa por las mentes de todas esas personas? Ese tipo ni siquiera dejó el tema hasta ahí… sino que siguió insultándolo hasta que se bajó de la micro.



¿Habrá tenido los mismos cojones aquel insultador para decirle lo mismo a un conductor de una micro amarilla? ¿Hubiéramos tenido la valentía de habernos subido sin pagar a una micro amarilla? Lo más seguro es que no. Porque a los conductores de las micros amarillas se les tenía miedo. A ellos no se les controlaba la velocidad a la que manejaban, si no te paraban tenías que esperar que viniera la siguiente, a los escolares les reclamaban y les tiraban el vuelto donde les cayera, ¿cuántas personas no se resbalaron de la micro, o ésta partió aún cuando no terminábamos de bajar o nos cerró la puerta en un brazo etc. Etc.



Yo soy capaz de asumir que el Transantiago no está bien, que existen muchas cosas que arreglar aún. Pero seamos capaces de valorar lo que se tiene ahora, que no es poco. Ojalá que entre todos hubiéramos echado para abajo a quien insultó al conductor de la micro y aprendamos a respetarnos unos a otros.



Nadie pensó que ese conductor estaba solo exigiendo lo que a él le dicen que exija.

A.L.